domingo, 28 de julio de 2013

Literatura fantástica



En este link puede darse una mirada al término, claro, sin limitar los muchos significados que el mismo género puede provocar en quienes se valen de él para hacer literatura...


Comenzaré por hablar del movimiento que algunos críticos han dado en llamar "Realismo fantástico" en donde sobresale el autor argentino Jorge Luis Borges.  Son muchas las personas que suelen confundir este estilo de narración con el "Realismo mágico" movimiento literario del cual Gabriel García Marquez es uno de sus máximos representantes.
Los cuentos de J. L. Borges tienen mucho de fantasía. Pero donde más puede evidenciarse este calificativo es en su obra "Manual de zoología fantástica" (para ver toda la obra da click en esta dirección: http://llyc4.files.wordpress.com/2011/04/borges-jorge-luis-manual-de-zoologiafantastica.pdf ), obra inigualable y rica en exégesis.

A continuación presento el relato de uno de los seres fantásticos que más llama mi atención en este libro. Y ello por sus muchas connotaciones con algunos mitos o cosmogonía americanas... Mitos como aquel de la Pacha Mama (más información en http://es.wikipedia.org/wiki/Pachamama).




ANIMALES ESFÉRICOS


LA ESFERA es el más uniforme de los cuerpos sólidos, ya que todos los puntos de la superficie equidistan del centro. Por eso y por su facultad de girar alrededor del eje sin cambiar de lugar y sin exceder sus límites, Platón (Timeo, 33) aprobó la decisión del Demiurgo, que dio forma esférica al mundo. Juzgó que el mundo es un ser vivo y en las Leyes (898) afirmó que los planetas y las estrellas también lo son. Dotó, así, de vastos animales esféricos a la zoología fantástica y censuró a los torpes astrónomos que no querían entender que el movimiento circular de los cuerpos celestes era espontáneo y voluntario.

 (Más de quinientos años después, en Alejandría, Orígenes enseñó que los bienaventurados resucita-rían en forma de esferas y entrarían rodando en la eternidad.) En la época del Renacimiento, el concepto del cielo como animal reapareció en Vanini; el neopla-tónico Marsilio Ficino habló de los pelos, dientes y huesos de la tierra, y Giordano Bruno sintió que los planetas eran grandes animales tranquilos, de sangre caliente y de hábitos regulares, dotados de razón. A principios del siglo xvii, Kepler discutió con el ocultista inglés Robert Fludd la prioridad de la con-cepción de la tierra como monstruo viviente, "cuya respiración de ballena, correspondiente al sueño y a la vigilia, produce el flujo y el reflujo del mar". La anatomía, la alimentación, el color, la
memoria y la fuerza imaginativa y plástica del monstruo fueron estudiados por Kepler.
En el siglo xix, el psicólogo alemán Gustav  Theodor Fechner (hombre alabado por William James, en la obra A pluralistic universe) repensó con una suerte de ingenioso candor las ideas anteriores. Quienes no desdeñan la conjetura de que la tierra, nuestra madre, es un organismo, un organismo superior a La planta, al animal y al hombre,pueden examinar las piadosas páginas de su Zend-Avesta. Ahí leerán, por ejemplo, que la figura esférica de la tierra es la del ojo humano, que es
la parte más noble de nuestro cuerpo. También,"que si realmente el cielo es la casa de
los ángeles, y éstos sin duda son las estrellas, porque no hay otros habitantes del cielo".

BORGES, Jorge Luis. Manual de zoología fantástica

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